domingo, 29 de abril de 2012

San Miguelito de Chalma/ Ya parece que vamos llegando/ por la bajada de la Cañada…


Por Yabel René Guadarrama Rivera

Danza de los Inditos de Capulhuac, México. 1975. 
Archivo particular: Yabel René Guadarrama Rivera©

Cuenta la leyenda que las peregrinaciones a Chalma son tan longevas como la historia misma de México. Desde la época prehispánica llegaban a este lugar, en específico a una cueva que era una réplica del útero materno, peregrinos de lejanas partes a venerar a Oztoteótl, Señor de las cuevas, al que también se le identifica como una advocación de Tezcatlipoca Negro.
Así mismo, antes de la conquista, en Chalma se adoraba a la diosa Tlazolteotl o Izcuina, diosa de la basura o de las cosas inmundas, las gentes que acudían a ella se confesaban ante los sacerdotes de esta deidad que la concebían como la que come los pecados que los hombres arrojan a través de la confesión, con lo que quedaban limpios, también se señala que esta diosa era la madre de Centeotl, dios del maíz.
En 1537 los frailes Sebastián de Tolentino y Nicolás Perea, de la orden de los agustinos, evangelizaron la región de Malinalco y Ocuilan.
Para 1539 se enteraron que en San Miguel Chalma existía una cueva en que se veneraba a Oztoteótl. Indignados los misioneros, descendieron por veredas y barrancas para dirigierse al lugar referido. Al llegar uno de los religiosos, conocedor del ocuilteco, sumamente molesto reprendió a los naturales, algunos lo escucharon, otros abandonaron el lugar de culto. Los frailes tuvieron la intención de erigir una cruz en dicho lugar, como es de suponer los nativos se opusieron.
Días después los frailes agustinos se dirigieron a la cueva, con el propósito de imponer la efigie de la cruz, su sorpresa fue mayúscula, Oztoteótl yacía destruido en el suelo a los píes del altar, sobre este se encontraba la imagen de Cristo crucificado.
Inició así su culto. Milagro o no, las peregrinaciones siguieron realizándose a la cueva, sólo que en honor al Santo Señor de Chalma. Dicen los entendidos que dicha imagen sangrante, no es otra más que la imagen del Señor de Burgos, que es muy venerado en España.
Durante 271 años hasta su traslado a la Estancia de San Miguel Chalma, permaneció la imagen de Cristo en la cueva, ya que fue para fines del siglo XVI cuando los frailes Bartolomé de Jesús María y Juan de San José decidieron fundar un convento de visita para los peregrinos.
Y sí, al despuntar el S. XXI, aún podemos escuchar por las barrancas y veredas de Chalma, un rumor de voces que parsimoniosas repiten: San Miguelito de Chalma/ Ya parece que vamos llegando/ por la bajada de la Cañada/ San Miguelito de Chalma…[1]


Fuentes:

Avila, Jorge. El Cristo de Chalma, en Guía México Desconocido, No. 21, Edición Especial. 1995. México. Pág. 30-32.
___ Relación de la Danza de inditas de Capulhuac. D.P.
Romero Quiróz, Javier. Historia de Malinalco. Gobierno del Estado de México. Toluca, Edo de México. 1980.280 pp.

Sangines García, Esther. “El Santo Señor de Chalma.” En Relatos e historias en México. Año III. Número 28. diciembre de 2010. Pág. 24-30.                                   



[1] Canto de la Danza de los inditos, que se interpreta en las fiestas patronales de Capulhuac de Mirafuentes, México.

miércoles, 25 de abril de 2012

La danza de Negros Sordos de Capulhuac en la Escuela Nacional de Danza Folklórica



Por: Yabel René Guadarrama Rivera
I

Es febrero de 2011, las fiestas de carnaval se anuncian en el horizonte. Amanece, me levanto, enciendo la computadora, un correo electrónico me sorprende, lo abro, mi interlocutor se presenta, pregunta por la danza de negros sordos, por los ensayos y por las festividades del pueblo, promete venir en esas fechas.
Me pongo en contacto con Mauro Monroy Cortázar, es el mayordomo de los negros, le comento que un alumno de la Escuela Nacional de Danza Folklórica pregunta por esta tradición, de su intención por asistir al último ensayo y a los días de fiesta. Asiente amablemente, es tiempo de mostrar a los demás las tradiciones de Capulhuac.
Llega carnaval. En el cielo hay estruendo de cohetones, las campanas de la iglesia son echadas a vuelo, en el atrio del templo de San Bartolomé Apóstol los danzantes desgranan sus bailes mutados en inditas e inditos, lobitos, arrieros, negros sordos…
Rodrigo Colchado Mercado, así se llama mi interlocutor, se hace acompañar de Josué Vite y otros jóvenes que no conozco, me dicen son estudiantes de la ENDF, en diciembre han estado en Gualupita Yancuictlalpan investigando la misma danza, pero ante mis comentarios por internet de que la danza es originaria de Capulhuac quieren conocer esta versión de cerca.
Pasamos al interior del atrio, al lugar donde ex profeso se representa el trabajo cotidiano de una hacienda cañera del estado de Morelos ¿quizá de Malinalco, estado de México? Observan la danza, toman fotografías, graban con una cámara de video, dialogan con los danzantes; estos amables responden sus preguntas. Finalmente se incorporan al areito, los veo disfrutar. Al día siguiente parten hacia la ciudad de México.
Semanas después al leer los comentarios del muro de Josué en facebook, encuentro acompañada de una fotografía de la danza, la siguiente aseveración: En ningún otro lugar he visto danzar con tanta fe y misticismo, como en la danza de Negros Sordos de Capulhuac…


II
El tiempo pasa volando, llegan los últimos días de octubre, con ellos los preparativos para el día de muertos. De nueva cuenta recibo un correo electrónico, después una llamada telefónica, Rodrigo me comenta que ha platicado con los docentes y directivos de la ENDF, están interesados en que los alumnos de primer semestre aprendan esta tradición. Me emociona la idea, sin saber qué dirán los danzantes de inmediato acepto. Me doy a la tarea de visitar a Mauro y le planteo la situación. Busco a Israel Pulido Velázquez, baila de Maringuilla, también le comento. Ambos consienten. Faltan los músicos, Mauro promete hablar con ellos.
Jueves 3 de noviembre, 12:00 Hrs. A la casa de mi madre llega Rodrigo Colchado y los maestros Víctor Israel Lozano Nogales, Jessica Adriana Lezama Escalona y Manuel Isaías Ángel Mariano. Platicamos, me hablan de su interés por esta danza. Lo mismo sucede cuando visitamos a Israel y Mauro en sus respectivos domicilios.  Ambas partes convienen que la Danza de Negros Sordos de Capulhuac habrá de llegar a las aulas de la Escuela Nacional de Danza Folklórica.
13:30 Hrs. Nos dirigimos a San Pedro Tlaltizapán a entrevistarnos con el señor José Luis Jiménez Arcadio, músico tradicional, amablemente nos recibe, se le hace saber el motivo de la reunión, de inmediato accede, hablara con los músicos que le acompañan. Comenta que: Es importante preservar esta bonita tradición, tan característica de los de Capulhuac… es la danza que nos heredaron nuestros antepasados, en San Pedro, Santa Cruz, Coamilpa y Gualupita también la bailan, pero la esencia de la misma esta en Capulhuac… (sic)
14:30 Hrs. Israel nos invita a comer gorditas de haba en el puesto que sus papás atienden en Santiago Tianguistenco, mientras lo hacemos Víctor, Jessica y quien esto escribe comentamos algunas cosas relacionadas con la historia, costumbres y tradiciones de mi pueblo.
15:00 Hrs. Nos dirigimos a píe hacia la casa de mi madre, les invita a comer, mi esposa preparó sopa de tamal de haba y pechugas de pollo aderezadas con chipotles, crema y granos de elote. Concretamos las fechas, el curso habrá de impartirse en la Nacional de Danza del 14 al 18 de noviembre, en un horario de 9 a 14 hrs. Mauro Monroy será el informante principal, Israel Pulido le habrá de apoyar, ellos se harán cargo del curso los cinco días de la semana. El día jueves habrán de asistir los músicos, me invitan a que este con ellos ese día, también me piden que el día viernes dé una plática en torno a la historia de Capulhuac.
16:00 Hrs. Mis nuevos amigos se despiden, tienen que regresar a la urbe de concreto, mientras los veo marchar pienso por lo vivido en este día que los capulhuaquenses sabemos compartir, por eso mantenemos nuestras casas y corazones siempre abiertos a los demás.

III
Jueves 17 de noviembre. Me despierto son las cinco de la mañana, me preparo para partir a la ciudad de México, hoy me toca asistir al curso de negros sordos, me acompaña mi amigo Ángel Hernández Linares quien ha danzado durante 30 años, los últimos 3 ó 4 de Maringuilla.
Abordamos el autobús, el frío comienza a sentirse. Cierro los ojos, intento dormir, me pregunto ¿cómo les ha de estar yendo a Mauro e Israel?, ¿cuál será la actitud de los alumnos?, ¿cuál la de los maestros?, ¿habrá interés por nuestra danza?
En la terminal de Observatorio nos esperan Víctor y Jessica, ellos habrán de trasladarnos a la ENDF. A la misma habrá de arribar Mauro, se hace acompañar de los músicos.
8:30 de la mañana arribamos a la Escuela Nacional de Danza, se despejan mis dudas, nos reciben con afecto y camaradería, antes que otra cosa suceda nos muestran la escuela, nos invitan a desayunar, acto seguido piden a los músicos pasen al aula donde se está impartiendo el curso, van a probar el equipo de sonido. Se escuchan algunos sones.
Al ingresar al recinto tanto Ángel como un servidor nos llevamos una grata sorpresa, los alumnos además de haber aprendido en tres días la danza, se encuentran perfectamente caracterizados, la jornada del día de hoy va a ser con música en vivo, se va a filmar el ensayo.
Se dejan escuchar los acordes del son de la Venia, los jóvenes se posesionan del personaje que les toca representar. Ante mis ojos vuelta tras vuelta desfilan el Mayordomo, el Capitán, el Cuantepeco, los Juanes de la Rosa o Gañanes, los Negros Sordos, las Maringuillas, las María Antonias, los Joselitos del Campo y finalmente, el Guarda caña, el Guarda campo y el Guarda Corte. Durante cuatro horas continuas irán desmenuzando sus alabanzas y bailes: La entrada, Paso cruzado, La siembra, El corte de caña, La calambrina, A la rorro, El guajito, La borrachita, Paso doble sencillo, La comida, La maringuilla, Paso de camino.
En tanto Mauro e Israel se afanan en la enseñanza de la danza, con Ángel comentamos que la forma en que baila el alumno que representa al Cuantepeco nos recuerda a nuestro antiguo vecino Don Antonio Hernández, “Don Tonchi”. También creemos ver en un negro a Jaime “el abuelito de los jugos”. Entonces la lista se hace interminable y aparecen los nombres de Don Adelaido Alvarado, de Don Gildardo Arellano, de Ismael “el maiz” Alvarado, de Don Pepe el panadero, del Sr. Luis Enríquez, de Cirilo “el Chino” Vallejo, del “Toñoño”, de los hermanos Serafín, de Don Augusto, de Don Cuco Hernández, de Víctor Izquierdo Ubaldo, de David Reyes Torres, de Toño “el Talachas”, de Berna, de Fernando Pulido, de Federico “el campeón del Estado de México”…  Pian, pianito la alegría se ha vuelto nostalgia, los nombres y motes de los que se fueron de esta vida y de los que están con nosotros y mantienen viva la tradición, siguen apareciendo,
13:00 Hrs. Termina el ensayo, los alumnos pueden regresar a sus casas. Toca ahora el turno de los señores músicos, se va a grabar un disco compacto con los sones de la danza. El lugar que se ha preparado para hacer el registro etnográfico de la música nos espera.
José Luis Jiménez Arcadio en el violín, José Luis Iglesias Hernández en el bajo y Cristóbal Arcadio Ríos en la guitarra, durante otras cuatro horas dan lo mejor de sí. Por supuesto que se graban La reliquia y su Contragusto, así como  el son de La coronación, aquel que no sólo se toca en el cambio de mayordomía, sino también, sirve como son de velación cuando un danzante muere. El trabajo en la consola de grabación y en el equipo de cómputo es responsabilidad del Prof. Raúl E. Mendoza Gómez.
Se registran las alabanzas. Uno mi voz a las de Israel, y Ángel. Con devoción y respeto repetimos los cantos que entona Mauro: Santo Dios… Santo fuerte… Santo inmortal…  Líbranos Señor de todo mal… líbranos Señor del Infernal… líbranos Señor del pecado mortal… Bendita sea tu pureza… y eternamente lo sea… sólo en Dios se recrea… tanta preciosa belleza… A ti celestial princesa… Virgen sagrada María… yo te ofrezco en este día… alma, vida y corazón… No nos dejes madre mía… míranos con compasión… No nos dejes madre mía… y échanos tu bendición… Danos paz en esta vida… y en otra la salvación… es aquí o no es aquí… dónde venimos a dar… Venimos a venerar… esta fiesta titular… Venimos a venerar… este santísimo altar… Venimos a venerar… al patrón Bartolomé…
Finaliza la jornada, después de comer regresaremos a Capulhuac y San Pedro Tlaltizapán. Israel, más abusado que nosotros se está hospedando en un Hotel de la ciudad de México.
Alumnos de la Escuela Nacional de Danza Folklórica interpretando la Danza de Negros Sordos en la explanada de la Plaza Hombres Ilustres de Capulhuac. Febrero 2012 (Fotografía: Israel Pulido Velázquez)
IV
Viernes 18 de noviembre. La jornada es similar a la del día anterior. A partir de las nueve de la mañana y durante tres horas, los alumnos siguen las instrucciones de Monroy Cortazar, Israel se afana en instruir a las Maringuillas, Ángel comparte su baile con los negros sordos. Me uno al jolgorio, soy un danzante más que disfruta el zapateo giro tras giro. En las butacas, respetuosos observan nuestro rito los alumnos de tercer semestre, a ellos se unen directivos y docentes.
Como por arte de magia el salón donde cabrioleamos se transforma, deja de ser un aula y se convierte en el atrio de la iglesia de San Bartolomé apóstol, la mutación invita a saborear la danza de negros sordos; el público poco a poco se empieza a integrar al areito. Entonces se hacen presentes la alegría, la fiesta, el baile colectivo, la risa.
Se dejan escuchar los acordes de A la rorro. Los negros buscan entre el público a la joven más agraciada para bailar con ella. Las Maringuillas invitan a unirse al zapateo, me dicen, al maestro más serio de la institución. Acepta, las bromas comienzan, le colocan en la espalda un rebozo, en él pongo un muñeco, el que representa al hijo que ha procreado con una negra. De pronto nos sorprende la calambrina, una víbora imaginaria ha mordido a los danzantes, los negros se convulsionan, mientras las maringuillas les auxilian abanicándoles con sus enaguas. Y otra vez comienza la danza, y ahora docentes y directivos participan en ella, la representación del trabajo cotidiano de una hacienda cañera sigue con toda su parafernalia hasta llegar al corte de caña, después vendrá el son de la comida
Para finalizar, Mauro les explica el significado de la coronación, de la importancia que tiene en esta tradición y en el cambio de mayordomía, les enseñamos el paso con que se interpreta. Se perciben las notas de paso de camino, los operarios imaginarios de la hacienda más grande, la de Sn. Bartolomé salen del escenario, al último de ellos lo acompaña las notas musicales de una diana.
12:30 Es mi turno. Les hablo de mi pueblo, de su origen prehispánico, de la colonia y de la importancia que el comercio ha tenido en esta tierra a lo largo de la historia, del tianguis de Capulhuac que fue fundado por Axayacatl junto con el de Toluca. Platico de la arriería, la que durante mucho tiempo fue el sustento económico de los capulhuaquenses, de las danzas que se vinculan con esta actividad: arrieros, hojeros, chiquihuiteros.
Hablamos también de las danzas de vaqueros y lobitos. Conversamos de la danza de las inditas y las peregrinaciones a Chalma y de Oztoteótl, transmutado en el santo Señor de Chalma. Por supuesto de Xipe Totec trocado en San Bartolomé Apóstol.
Retomo el tema del curso, charlamos de la danza de negros sordos, de la relación entre tierra fría del estado de México y el estado de Morelos, de los personajes que participan en la danza. Al terminar la emoción me embarga, las palabras se niegan a salir y un nudo me aprieta la garganta, el recuerdo de todos aquellos danzantes anónimos que a lo largo de los años con su baile han sido sonido que rompe el silencio, luz que da color a las fiestas de carnaval en Capulhuac de Mirafuentes, se hace más patente que nunca, como se hace patente el orgullo que siento de ser nativo de esta tierra de origen matlazinca.
Para cerrar con broche de oro estos cinco días de trabajo, la maestra María de Lourdes Santiago Cambray, directora de la institución que ha albergado a la danza de negros sordos nos agradece por el trabajo realizado con sus alumnos, a cada uno nos entrega un reconocimiento por escrito. Estamos contentos, hemos cumplido con el objetivo trazado, la danza de negros sordos arribó a buen puerto al llegar a la Escuela Nacional de Danza Folklórica. Es momento de regresar a casa.
17:30 Hrs. Mientras viajo de vuelta hacia el canal de los capulines pienso que la deuda con Don Tonchi esta saldada. En las décadas de los 70´s y 80´s del S. XX, el señor Antonio Hernández, además de ser maestro de pie de los negros sordos, bailaba como Cuantepeco. Por ser vecino de la casa de mis abuelos, solía invitarnos a mi hermana y a mí a participar en dicha danza; siempre decíamos que sí, pero cuando pasaba por nosotros para ir a los ensayos nos escondíamos para no asistir, mi hermana se refugiaba en el gallinero, yo me subía a lo más alto del árbol de pirú que teníamos en el patio. Mi abuela y mi madre nos regañaban por estar jugando con sus creencias.
En el 2002 cuando Mauro Monroy Cortázar fue mayordomo de la danza baile por primera vez de negro sordo. Después lo he ido haciendo de manera paulatina. Creo que  a partir de ese año comencé a pagar dicha deuda. También creo que sí Don Tonchi viviera estaría contento de saber que la danza se ha enseñado en la Escuela Nacional de Danza Folklórica, que en dicha institución educativa dependiente del INBA y el CONACULTA la danza de negros sordos ha quedado registrada como patrimonio de los capulhuaquenses.
En el camino la lluvia nos sorprende, el trafico se hace lento pero no importa, contemplo las luces que al caer la tarde se desprenden de la ciudad de Toluca. Sonrió, sólo queda una cosa por hacer, agradecer a Rodrigo, a los maestros Víctor, Jessica, Manuel y Raúl, a la maestra María de Lourdes Santiago, a la Mtra. J. Victoria Carmona Martínez y por supuesto, a los alumnos de la ENDF su interés, entrega, profesionalismo, amor y pasión por la danza tradicional.
Desde la ventanilla del autobús, en la nieve que corona la figura lejana del abuelo Xinantecatl veo la cara de mi abuela Rosario; mi mamá grande, me pide que mientras Dios me preste vida me sienta orgulloso de mi gente, de mis paisanos, de sus tradiciones y costumbres. Cierro los ojos, intento dormir, pero antes le digo que así será, espero que el día de mañana mis hijos se sientan orgullosos de ello.


Alumnos de la Escuela Nacional de Danza Folklórica en compañía de los informantes que dieron el curso de  danza de negros sordos de Capulhuac. (Fotografía propiedad de los alumnos)

Artículo publicado en el periódico REGIÓN MEXIQUENSE. Enero 2012. Capulhuac México.