Los pobladores del valle del Matlatzinco, región agrícola del actual Valle de Toluca, veneraban a varias deidades identificadas con
los señores de los mantenimientos, con el fin de propiciar el
renacimiento de las fuerzas de la naturaleza después de su muerte aparente, o
para que las calamidades no destruyeran
sus cosechas.
En el Capulhuac
prehispánico se rendía culto a Xipe Totec, nuestro señor descarnado
o desollado, quien estaba
asociado a Tezcatlipoca rojo, era el señor de la agricultura. En el barrio de San Isidro de Capulhuac de Mirafuentes se han encontrado representaciones de él.
A su festividad se le
denominaba Tlacaxipehualiztli,
en donde se sacrificaba y desollaba a los esclavos de las guerras. Los sacerdotes vestían las pieles de los sacrificados y
organizaban combates a muerte con prisioneros. Así mismo, los que padecían algún tipo de dolencia realizaban una
procesión para implorar su curación y se dice bebían la sangre de los sacrificados.
Con la conquista, los frailes que evangelizaron esta tierra, vieron
la manera de adaptar la religión de los nativos al cristianismo
–católico; al apóstol Bartolomé substituyó la representación
de Xipe Totec.
Esto fue
posible, tomando en cuenta el martirio que recibió el apóstol Natanael, como
también se le conoce a San Bartolomé; se dice que murió desollado en vida al
estar predicando la palabra del Dios, razón por la cual la escultura que se venera
en Capulhuac muestra los atributos del santo: un cuchillo en una mano y la biblia en la otra.
Al igual que a San Bartolomé, a Xipe Totec
se le atribuían dotes asociadas con la agricultura, tales como el control las
tormentas, las descargas eléctricas y el granizo que pueden matar a hombres y
animales y arruinar las cosechas.
No hay que perder de vista que la fiesta
del santo católico se efectúa en los últimos días de la canícula. Por ello, hasta hace algunas décadas, en Capulhuac cuando en la temporada de lluvias había una tormenta, los pobladores le invocaban diciendo: San
Bartolito bendito, amarra tu diablito, pon en medio tu cuchillito para que no caiga el rayo, ni la tormenta destruya mi cosecha.
Fuente: Tradición Oral de Capulhuac.
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